martes, 18 de octubre de 2016

El clima de Navarra

Navarra se encuentra situada en el norte de España. Limita al norte con el departamento francés de Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania, al oeste con la comunidad autónoma del País Vasco, al sur con La Rioja y al este con Aragón. La geografía de Navarra es, a pesar de su reducido tamaño, muy variada. La mitad norte del territorio es montañosa, dominado por la cordillera pirenaica, en tanto que, en claro contraste, la mitad sur de Navarra (La Ribera) es territorio llano dominado por las llanuras aluviales valle del Ebro


Relieve
En el relieve de Navarra se diferencian dos zonas: Al norte la zona montañosa del Pirineo navarro, accidentada y abrupta, con una pendiente media del orden de 10-20 % y la cota más alta en la Mesa de los Tres Reyes (2438 msnm). Y al sur, la Ribera, zona de extensas llanuras con pendientes medias en general inferiores al 5 %. Entre ambas hay una zona de transición llamada Navarra Media o Zona Media, con sierras en su parte norte y amplias llanuras al sur con una pendiente de entre el 5 y el 10 %.
Estas dos zonas están separadas por una línea que, partiendo de la Sierra de Codés, continúa por Santiago de Lóquiz, Andía, Echauri, Perdón, Aláiz, Izco, Leyre y Navascués. En la Montaña predominan los terrenos con una altitud superior a los 600 msnm, aunque también existen algunos terrenos que no la alcanzan. En la Ribera, sin embargo predominan los inferiores a 400 msnm, aunque algunas áreas superan incluso los 600 msnm. (Sierra de Peralta, Bardena Negra, Montes del Cierzo). Aproximadamente, el 40 % del territorio navarro está por encima de los 600 msnm. y el 60 % restante por debajo. También forman parte de su relieve en su parte noroccidental las estribaciones de los Montes Vascos.

Hidrología
En Navarra existen dos vertientes hidrográficas: La Vertiente Cantábrica y la Mediterránea.

La Vertiente Cantábrica ocupa aproximadamente 1000 km² lo cual supone un 10 % del territorio navarro. Los ríos de esta vertiente discurren por valles profundos, tienen un recorrido corto y sus cuencas son pequeñas. También se caracterizan por tener pendientes acusadas y un alto poder erosivo, el cual se subsana gracias a los frondosos bosques que hay en las cuencas.
Son ríos de régimen pluvial de gran regularidad gracias a las abundantes y constantes precipitaciones de la zona.

Los principales ríos de esta vertiente son: El Bidasoa (denominado Baztán en su tramo inicial), el Araxes, el Urumea y el Leizarán.14

La Vertiente Mediterránea ocupa aproximadamente 9000 km² lo cual supone un 90 % del territorio navarro. Los ríos de esta vertiente vierten sus aguas al mar Mediterráneo a través del río Ebro el cual discurre unos 90 km² por la comunidad marcando en gran parte de este recorrido el límite con la comunidad autónoma de La Rioja. Este río recibe las aportaciones de los principales ríos de Navarra: El Arga, El Ega y el Aragón aportándole 4180 hm³ lo cual supone el 23 % del caudal medio.14
Clima
Desde el punto de vista climático, Navarra es una mezcla de influencia montañesa de los Pirineos y mediterránea del valle del Ebro, habiendo una gran diferencia entre el clima del norte (mucho más húmedo y con precipitaciones frecuentes), al clima del sur (más mediterráneo y con temperaturas más altas y precipitaciones más esporádicas), pasando de los húmedos valles cantábricos del norte a las áridas y esteparias Bardenas Reales a orillas del río Ebro en pocos kilómetros.

Las Bardenas Reales:

jueves, 13 de octubre de 2016

Curiosidades de Navarra


En 1910, la Diputación de Navarra aprobó el diseño del escudo y de la bandera de Navarra, que siguen vigentes al quedar reconocidos por la "Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra" (LORAFNA), de 10 de agosto de 1982.

Es el históricamente llamado Himno de las Cortes, que debe su origen a la Marcha para la entrada del Reino, pasaclaustro barroco que se interpretaba en el claustro de la Catedral de Pamplona al paso de las Cortes de Navarra, con motivo de la celebración de sus sesiones.


El escudo de armas de Navarra es el emblema heráldico que durante siglos ha identificado a Navarra, a sus antiguos soberanos y a sus instituciones, siendo adoptado como uno de los símbolos oficiales de la comunidad según reconoce tanto la ley orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra como regulado por la Ley Foral 24/2003 de 4 de abril que regula los símbolos de Navarra, que en su artículo 7.1 lo blasona o describe del siguiente modo:

El escudo de Navarra está formado por cadenas de oro sobre fondo rojo, con una esmeralda en el centro de unión de sus ocho brazos de eslabones y, sobre ellas, la Corona Real, símbolo del Antiguo Reino de Navarra.
Símbolos de Navarra - Gobierno de Navarra12
Tradicionalmente las cadenas son atribuidas a las que el rey navarro Sancho VII el Fuerte trajo como recompensa de la batalla de las Navas de Tolosa y cuyos eslabones se hallan en varios puntos. En la Colegiata de Roncesvalles se encuentran las que fueron entregadas por el propio monarca, cuyos restos reposan en el mausoleo de la capilla de San Agustín. Otras partes de las cadenas fueron a parar al monasterio de Irache y otra a la Catedral de Santa María de Tudela, lugar natal de aquel rey de enorme estatura. Según la leyenda, las cadenas proceden de aquella batalla y encadenaban a cristianos cautivos rodeando la tienda del rey Miramamolín, siendo el rey Sancho el que rompió las cadenas. No obstante, las cadenas figuran con anterioridad a esa batalla en distintas partes de Navarra.

La esmeralda representa la que fue robada supuestamente al rey Miramamolín en dicha batalla y se conserva en la Real Colegiata de Roncesvalles.

No obstante las investigaciones recientes dan un origen muy diferente a las armas navarras que fueron posteriores a dicho monarca concretamente a su sobrino y sucesor Teobaldo I de Champaña y originalmente se blasonaron como carbunclo y no es hasta el siglo XIV en tiempos de Carlos III el Noble en que se empezaron a blasonar como cadenas y posteriormente se atribuyeron a dicha batalla recogida por primera vez en las «Crónicas de los Reyes de Navarra» escritas por Carlos de Viana.

martes, 11 de octubre de 2016

Navarra en la Edad Contemporánea

Durante los comienzos del liberalismo en España, en Navarra hubo grandes destacados entre sus promotores y detractores (los carlistas). Pascual Madoz fue un político liberal, Ministro de España. Espoz y Mina fue un destacado militar liberal que combatió el carlismo.

El título del príncipe heredero o princesa es Príncipe de Viana, o Princesa de Viana, que hoy en día ostenta Leonor de Borbón, hija y heredera del rey Felipe VI de España.

La actual Comunidad Foral de Navarra procede del antiguo Reino de Navarra, que estuvo vigente hasta 1841 y del cual emana su particular régimen de autogobierno, denominado Régimen Foral. La organización jurídico administrativa actual se basa en el Amejoramiento de 1982, que supuso la adaptación de la tradición foral a la Constitución Española de 1978, concretamente en virtud de la disposición adicional primera de esta última, que reconoce y ampara los derechos históricos.

Excepto en los tiempos de expansión del Reino de Navarra, desde el siglo XVI hasta principios del XX había sido una pequeña región agraria de poco desarrollo socioeconómico. Actualmente, Navarra es una de las comunidades de mayor riqueza relativa y bienestar socioeconómico.

Las fiestas de San Fermín se celebran todos los años durante una semana a partir del 7 de julio, teniendo como motivo principal los encierros. Son una celebración conocida a nivel internacional, sobre todo desde que las popularizara el escritor estadounidense Ernest Hemingway, un asiduo de las mismas.

jueves, 6 de octubre de 2016

Después de la Reconquista y en la Edad Moderna

En su etapa de mayor expansión territorial, durante la Edad Media, el reino abarcó territorios atlánticos y se expandió más allá del río Ebro, hacia territorios situados en las comunidades autónomas contemporáneas de Aragón, Cantabria, Castilla y León, La Rioja, País Vasco y las regiones administrativas francesas de Aquitania y Mediodía-Pirineos, en las antiguas provincias de Gascuña y Occitania. Las capitales vascas de Vitoria y San Sebastián fueron fundadas por el rey navarro Sancho VI el Sabio.

El fin de la independencia del reino se produjo cuando Fernando el Católico realizó la conquista militar en el verano de 1512 con distintas resistencias, controlando el reino en unos dos meses. Se realizaron varios intentos de recuperar la independencia en los años siguientes y finalmente Carlos I de España se replegó de la Baja Navarra por su difícil control (A excepción del municipio de Luzaide/Valcarlos, históricamente bajonavarro que siguió bajo dominio español hasta hoy en día). Por lo que esta porción siguió siendo independiente manteniendo la dinastía de Foix, hasta que se asoció dinásticamente a la Corona francesa al subir su rey, Enrique III, al trono galo. Así, los monarcas franceses se intitularon «Reyes de Francia y de Navarra». La unión del reino de Navarra a Francia, puramente una unión dinástica, se hizo conservando siempre sus propias instituciones (así, cuando Luis XVI convocó los Estados Generales de Francia, Navarra no envió formalmente diputados a estos, sino al rey en persona, de modo independiente y con su propio Cuaderno de agravios).9 Sin embargo, su estatus diferenciado dentro de la Corona terminó en 1789,10 al ser abolido como reino. Por otra parte, la Navarra peninsular o Alta Navarra se convirtió en uno más de los reinos y territorios de la Corona de Castilla y finalmente de la Monarquía Hispánica, estatus que conservó, gobernada por un virrey, hasta 1841, fecha en la que pasó a ser considerada «provincia foral» española mediante la posteriormente denominada Ley Paccionada, tras la Primera Guerra Carlista.

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miércoles, 5 de octubre de 2016

Navarra en la Edad Media

El Reino de Pamplona es la denominación empleada por algunos historiadores, de acuerdo a los Anales de los Reyes Francos18 para referirse a lo que fue durante la Alta Edad Media la entidad política surgida en torno a la civitas de Pompaelo, la que había sido la principal ciudad en territorio de los vascones durante la época de la Antigua Roma en la región de los Pirineos occidentales, y al liderazgo de la figura de Íñigo Arista quien fundó la dinastía real y la entidad en el 824,19 con el apoyo de sus aliados de la familia de los Banu Qasi, señores de Tudela, y del obispado de Pamplona. No existe un consenso entre los especialistas para discernir el número preciso de monarcas y la duración de sus mandatos, como tampoco sobre la extensión de su territorio e influencia.

La dinastía de los Íñiguez terminó con Fortún Garcés quien según la tradición, que lo conoce como Fortún el Monje, abdicó y se retiró al monasterio de Leire, siendo sustituida por la de los Jiménez en el 905 que comenzó con Sancho Garcés I (905-925) cuyo reino es conocido como Reino de Pamplona o Navarra.

El apogeo se producirá con Sancho III el Mayor. Ascendió al trono entre el año 1000 y el 1004, heredando el reino de Navarra y el condado de Aragón, bajo la tutoría de un consejo de regencia integrado por los obispos y su madre, e incorporando extensos territorios a sus dominios, como el condado de Castilla además del solar tradicional del reino (Pamplona y Nájera). La unión dinástica con Aragón se dio en dos periodos: del año 1000 al 1035 y del año 1076 al 1134.

martes, 4 de octubre de 2016

Navarra en el Al-Andalus

Lo que hoy conocemos como Navarra se estructuró tras la invasión musulmana de la península en el siglo VIII y el fin del poder godo. El norte de la comunidad permaneció poco tiempo bajo dominio musulmán y pronto se organizó en un núcleo cristiano de fugaz sometimiento al Imperio carolingio y con centro en la ciudad de Pamplona, población fundada en época romana como Pompaelo por Pompeyo sobre un asentamiento vascón preexistente denominado «Iruña». Su primer soberano conocido fue Íñigo Íñiguez —o Íñigo Arista («Enneco Cognomento Aresta»)—, cabeza conocida de la primera dinastía navarra. De este modo se conformó el Reino de Pamplona, más tarde llamado Reino de Navarra.

En el sur, un noble hispano godo oriundo de la zona (Casius) pactó con los invasores musulmanes y se convirtió al Islam, consiguiendo así continuar señoreando esa zona del valle del Ebro y prolongando este poder entre los de su estirpe (los Banu Qasi), que durante generaciones afirmarán su poder en el sur del actual territorio navarro, aliándose con los Arista en diversas ocasiones en contra del poder central del emirato cordobés, o del afán expansionista del Imperio carolingio.


Fachada sur del Palacio Real de Olite.
Tras unos primeros años de expansión y la posterior merma territorial a manos de Castilla y Aragón, el Reino de Navarra se estabilizó con dos territorios diferenciados: la Alta Navarra, al sur de los Pirineos y en la que se encontraba la capital y la mayor parte de la población y los recursos, y la Baja Navarra o Navarra Continental, al norte de la cordillera pirenaica.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Los principios de Navarra


En la etapa prerromana, la zona que ocupa la actual Navarra estaba habitada por los vascones y por los celtíberos en la zona de Tudela. La zona del valle del Ebro fue romanizada con la expansión del Imperio Romano, no así la zona pirenaica. Tito Livio fue el primero en redactar una reseña historiográfica de los vascones, los cuales se relacionaron con Roma de varias formas, incluso formando parte de sus ejércitos.

Con la caída de Roma, en la península entraron una serie de pueblos germánicos, entre ellos los visigodos. Éstos acabaron creando un reino cristiano con capital en Toledo en la antigua Hispania romana. Los visigodos también entraron en contacto con los vascones, los cuales estaban menos romanizados que la mayor parte de los habitantes del territorio peninsular.